Más de un año después de haber acabado la carrera de Biotecnología, veo y valoro de otra manera todo lo que he aprendido.
En las últimas semanas, me he animado a leer novelas en inglés y he conseguido engancharme a Throne of glass de Sarah J. Maas (cuya opinión escribiré en otra entrada porque ya lo he terminado y estoy con la segunda parte Crown of Midnight). Elegí esta saga porque tenía fantasía y no era muy seria, lo que me pareció genial para mantener mi interés leyendo en inglés. Me he dado cuenta de que hay muchísimo vocabulario (verbos, adjetivos...) que no conocía y me ha tocado ir buscando para traducir y entenderlo. Cuando coges el ritmo y te acostumbras a veces no es necesario entender todas las palabras para captar las ideas y el hilo de la historia y eres capaz de sumergirte en la novela casi como si estuviera escrita en tu lengua materna.
Este proceso de traducción e interpretación me ha recordado todos los trabajos (exposiciones o presentaciones orales) que he tenido que hacer en la carrera sobre artículos científicos (papers), todos ellos escritos en inglés. Con mi grupo de trabajo, el primer paso siempre era repartirnos el artículo para traducirlo al castellano. Una vez traducido, lo entendíamos entre todas o nos lo explicábamos mutuamente para poder preparar una buena presentación y estar seguras de que todo lo que decíamos era correcto.
La ventaja del inglés científico es que suele ser bastante homogéneo, no son frases enrevesadas. La desventaja es que puede ser muy técnico y, por tanto, aunque para la gente que está familiarizada no hay ningún problema, para quien desconoce el tema hay palabras o conceptos difíciles de traducir. Hay quien usaba traductores automáticos y después lo revisaba manualmente para interpretarlo y darle un sentido a lo que no lo tuviese. Y hay quien (como yo) lo traducía directamente de manera manual. Con esto quiero decir que la carrera me ha enseñado otras habilidades, aparte del conocimiento científico en sí, como son la capacidad de entender y de interpretar artículos científicos con sus resultados, su discusión y su conclusión.
Si te quieres dedicar a la investigación científica vas a necesitar tener un buen manejo del inglés. Y llegará un momento (para mi grupo fue en el último curso y medio de carrera) en el que ya no necesitarás traducir los textos para entenderlos y los podrás leer e interpretar de manera correcta simplemente leyéndolos. Todo es cuestión de práctica.
Al leer recientemente otro tipo de textos en inglés, me ha hecho valorar el trabajo de aquellas personas que se dedican a traducir libros porque no es fácil. Encontrar la manera de transmitir las mismas ideas en varios idiomas de forma que suene natural y, sobre todo, que al final el lector sienta lo mismo y lo entienda igual que si lo estuviese leyendo en su lengua tiene mucho mérito. Pienso en algunas de mis sagas favoritas como Los juegos del hambre de Suzanne Collins o todas las novelas que he leído de Kate Morton o Agatha Christie en castellano y la experiencia no habría sido igual si no hubieran estado tan bien traducidas al castellano. A veces es fácil olvidar que los autores son extranjeros y que aunque ellos han inventado la historia, todo el proceso de traducción e interpretación a otra lengua, lo hacen otras personas. Así que muchas gracias a todas esas personas que hacen posible que los libros sean accesibles en tantos idiomas.
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