En la vida a veces tenemos que tomar decisiones que para nosotros son importantes e implican una gran responsabilidad: ¿Qué quiero ser?, ¿A qué quiero dedicar mi vida?, ¿Dónde quiero vivir?, ¿Con quién quiero compartir mi vida?... Y queremos acertar y que todo nos vaya bien, aunque eso nunca lo podemos saber de antemano por mucho que preguntemos y nos informemos antes de tomar una decisión. Y a veces nos equivocamos, aunque hay quien dice que si no te equivocas de vez en cuando es porque no lo intentas. Y casi siempre vale la pena intentarlo, porque aunque no vaya como nos esperamos, de todas las experiencias se aprende.
Tomar una decisión es como lanzarse a una piscina. Saltar desde el borde y una vez dentro del agua, salir a la superficie para flotar o nadar. Si hemos acertado y estamos felices con nuestra decisión, nos quedaremos en esa piscina flotando y disfrutando. Si esa decisión nos lleva por un camino difícil tendremos que nadar más para mantenernos a flote. Y en cualquier situación encontraremos personas que han dado el mismo salto o han acabado en la misma piscina que nosotros, y con suerte nos ayudarán a flotar y a nadar para que todo salga bien.
Si después decidimos cambiar porque nuestra situación no nos convence, tendremos que encontrar una nueva piscina en la que saltar. Y esperar que ocurra lo mejor. Que esta vez, nuestra decisión sea mejor y nos resulte más fácil movernos en el agua. Y si no, habremos aprendido a nadar y nos costará menos desenvolvernos. Si queremos seguir probando hasta encontrar nuestro lugar, tendremos que volver a saltar. Hasta al final poder decidir en qué piscina nos quedamos o querer seguir saltando y disfrutando de nuevas experiencias.
Lanzarse a la piscina es emocionante, pero también da miedo porque no sabemos a ciencia cierta lo que nos vamos a encontrar y cómo de capaces vamos a ser de afrontarlo. Con el tiempo y la experiencia debe ser más fácil. Por supuesto, hay que tener ganas y querer dar el salto para empezar, estando parados no podemos conseguir nada.
Esto es lo que siento que estoy haciendo, probando temas de investigación, destinos... esperando encontrar un lugar en el que estar 100% convencida de querer y poder quedarme para nadar a mi ritmo y estilo. Aprendiendo con cada salto y conociendo a personas a las que no voy a olvidar.
Siempre hay tiempo de tomar decisiones y lanzarse, yo por ahora seguiré saltando a la piscina.
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